Para Ortega la filosofía es un juego, no podemos enfrentarnos a la realidad con la vana pretensión de hallar una explicación, sino como un deportista se enfrenta a una serie de obstáculos que no tienen fin. Ese es el espíritu jovial de la filosofía.
Para Ortega la filosofía es un juego, no podemos enfrentarnos a la realidad con la vana pretensión de hallar una explicación, sino como un deportista se enfrenta a una serie de obstáculos que no tienen fin. Ese es el espíritu jovial de la filosofía.